Friday, March 24, 2006

Contáctenos

Usted puede comunicarse con la Obra Social Pablo VI de las siguientes formas:

Teléfono: 2924 4582.

Fax: 2924 4582.

E-mail: ospablovi@gmail.com

Casita del Señor

Dirección: Luis Arcos Ferrand 4783, Malvín Norte, Montevideo, Uruguay

Teléfono: 2525 3314

Descripción: La Casita del Señor es un hogar femenino autogestionado donde viven señoras ancianas (máximo: cuatro), hasta que consiguen una solución habitacional. Cuenta con el apoyo de profesionales que trabajan en forma honoraria y de un equipo de voluntarios de la Parroquia Cristo Salvador de Belén.

Ampliación: Con el apoyo de la Orden de Malta, se ha puesto en marcha un proyecto para ampliar este hogar por medio de la construcción de seis nuevas casitas en el mismo predio.

Albergue Pablo VI

Dirección: Nueve de Abril 1690 (entre Fernández Crespo y Gaboto), Montevideo CP 11800, Uruguay.

Teléfonos: 2924 4582 - 2924 7353

Definición: El Albergue Pablo VI es un refugio nocturno, mixto y transitorio que cada noche alberga a unas 70 personas sin vivienda.

Servicios: Procurando promover el desarrollo humano integral, brindamos los siguientes servicios:
· Un lugar digno donde higienizarse y pasar la noche.
· Merienda, cena y desayuno.
· Apoyo de un equipo de profesionales (asistente social, psicólogo, educador social).
· Talleres de capacitación.
· Reuniones de reflexión y oración.

Colaboración económica

La Obra Social Pablo VI procura conservar y mejorar los servicios brindados en sus dos hogares y llevar adelante planes de largo plazo para ampliar su radio de acción en el área de la promoción social. Para esto necesita consolidar su situación económica.

El presupuesto mensual de gastos de nuestra Obra Social ronda los $ 60.000 (sesenta mil pesos uruguayos), abarcando los siguientes rubros: sueldos, servicios, alimentos, mantenimiento y otros. Actualmente las finanzas de la Obra dependen en un 90% de los aportes que realiza el Estado a través del Ministerio de Salud Pública, el Banco de Previsión Social y el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay.

Pretendemos diversificar nuestras fuentes de ingresos. Por tal motivo hemos lanzado una campaña para obtener nuevos contribuyentes en el Uruguay, a través de un sistema de débito automático con las tarjetas de crédito Oca y Visa. Si desea colaborar de esta forma con la Obra Social Pablo VI, por favor comuníquese con nosotros (vea la sección “Contáctenos”).

Autoridades

La actual Comisión Directiva de la Obra Social Pablo VI está compuesta por:

· Alessio María Ortolani Argenton (Presidente).
· Diego Manzo Sanjinés (Vicepresidente).
· Daniel Alejandro Iglesias Grèzes (Secretario).
· Daniel Fernando Ituarte Marán (Tesorero).
· Marcelo Laborde Goñi (Vocal).
· María Antonia Pérez Casandra (Vocal).
· María Alejandra Cabrera Ávalos (Vocal).

La Directora del Albergue Pablo VI es Graciela Teresita Bellinzona Brillante.

Presentación

En 1991 un grupo de católicos de Montevideo (Uruguay), interpelados por el drama de las personas sin techo, elaboramos un proyecto de albergue nocturno. Al año siguiente formamos la asociación civil "Obra Social Pablo VI" para llevar a la práctica ese proyecto. Poco después el Estado uruguayo reconoció la personería jurídica de nuestra asociación. Aquellos primeros años fueron difíciles: éramos pocos y casi no teníamos recursos; pero poco a poco fuimos dando los pasos necesarios para poner en marcha el proyecto del albergue.

En 1994 la Obra Social Pablo VI firmó un convenio con el Ministerio de Salud Pública (MSP), que nos permitió obtener un local para el Albergue en Eduardo Víctor Haedo 2193, Montevideo. Allí funcionó el Albergue Nocturno Pablo VI desde 1995 hasta 1999, cuando se mudó a su actual ubicación (Nueve de Abril 1690, Montevideo), manteniendo el apoyo del MSP. En sus once años de vida, nuestro Albergue ha servido a muchos miles de personas sin techo.

Desde 2000 nuestra Obra gestiona también un pequeño hogar femenino (llamado "Casita del Señor") en Luis Arcos Ferrand 4783 (Montevideo), en un local cedido en comodato por la Arquidiócesis de Montevideo. Con el apoyo de la Orden de Malta, se ha puesto en marcha un proyecto para ampliar este hogar por medio de la construcción de seis nuevas casitas en el mismo predio.

Breve historia

1- ¿Cómo surgió la iniciativa de crear el Albergue?
En el año 1991, en el seno del Equipo Coordinador de Pastoral Social de la Zona 8, tuvimos por primera vez la idea de abrir un albergue nocturno. El drama de las personas sin techo interpelaba nuestra conciencia y nos hacía sentir la obligación moral de hacer algo por ellas. Durante ese año el Equipo, con el apoyo de asistentes sociales de la Universidad Católica del Uruguay, llevó a cabo un estudio de la realidad social de la zona. Los resultados de dicho estudio, entre otras cosas, confirmaron nuestra percepción previa de la situación de los sin techo como uno de los problemas sociales más graves y urgentes de Montevideo. Se elaboró entonces el primer proyecto del Albergue. A fines de 1991 el proyecto fue presentado al Consejo Pastoral de la Zona 8. En aquella reunión, el primero en tomar la palabra para dar su opinión sobre el proyecto fue el Padre Nicolás Cotugno, entonces Párroco de San Pedro (en el Buceo). A la vez que elogió el espíritu solidario del proyecto, dijo que el Albergue era "un lindo desafío para los laicos". Estas palabras resultaron proféticas. Al año siguiente un pequeño grupo de miembros del Equipo (Zulma Noria, Graciela Bellinzona y Daniel Iglesias) decidió formar una asociación civil para continuar trabajando en el proyecto del Albergue.

2- ¿Cómo se fue consolidando la Obra? ¿Con qué ayudas contaron al principio?
La asamblea fundacional de la asociación tuvo lugar el 25 de agosto de 1992 en la Parroquia de la Medalla Milagrosa y San Agustín (en el Barrio de la Unión), con la participación de poco más de veinte socios. Gracias a la hospitalidad del Padre Héctor Spósito, dicha Parroquia funcionó como sede de la Obra en aquellos primeros años. Fueron tiempos difíciles: éramos pocos y casi no teníamos recursos. Pero de a poco se fueron dando los primeros pasos. En enero de 1993 obtuvimos la personería jurídica. Durante el año 1993 se completó el proyecto del Albergue. Mientras tanto se realizaron los primeros eventos a beneficio de la Obra, con suerte muy dispar. El fracaso de un evento en Piriápolis en enero de 1994 dejó a nuestra asociación al borde de la bancarrota, pero la Divina Providencia no nos abandonó: un servicio 0900 otorgado gratuitamente por ANTEL desde febrero hasta agosto de 1994 nos permitió recaudar unos seis mil dólares que a la postre fueron decisivos para la puesta en marcha del proyecto del Albergue.
Por ese entonces comenzamos a conversar con el Ministerio de Salud Pública (MSP), que estaba interesado en nuestro proyecto. Al principio se acordó que el MSP nos concedería un local ubicado en la calle Maldonado, donde había estado antes el Instituto Antirrábico. Sin embargo este local estaba en tal mal estado que el Ministro decidió finalmente alquilar un local y concedernos el usufructo del mismo por medio de un convenio. Nos dedicamos entonces a buscar un local adecuado. El convenio entre el MSP y la Obra Social Pablo VI fue firmado en diciembre de 1994, junto con el primer contrato de alquiler.

3- ¿Cuándo comenzó a funcionar el Albergue como tal?
El 15 de febrero de 1995 el Albergue Pablo VI abrió sus puertas en Eduardo Víctor Haedo 2193 (entre Joaquín Requena y Juan Paullier) y allí funcionó ininterrumpidamente hasta el 14 de agosto de 1999, cuando se mudó a su actual dirección: Nueve de Abril 1690 entre Fernández Crespo y Gaboto (tel. 924 4582 y 924 7353). El nuevo local es bastante mayor que el anterior, lo cual nos ha permitido aumentar la cantidad de personas albergadas. Fue inaugurado oficialmente en octubre de 1999, con una Misa presidida por el Arzobispo de Montevideo, Mons. Nicolás Cotugno.
Desde el año 2000 la Obra gestiona también un hogar femenino en Luis Arcos Ferrand 4783 (tel. 522 4425), en un local cedido en comodato por la Arquidiócesis de Montevideo. Allí viven personas ancianas (máximo cuatro), hasta que consiguen una solución habitacional.

4- ¿Por qué eligieron el nombre “Pablo VI”?
La asamblea fundacional decidió denominar a nuestra asociación "Obra Social Pablo VI", en honor del querido y admirado Sumo Pontífice a quien el Espíritu Santo eligió para llevar a feliz término el Concilio Vaticano II y comenzar a aplicarlo en la vida de la Iglesia. El Papa Pablo VI tuvo una especial preocupación por la justicia social y el desarrollo de los pueblos.

5- ¿A cuántas personas beneficia el Albergue? ¿Qué servicios se les brinda?
El objetivo general del Albergue Pablo VI es la promoción del desarrollo humano integral. Se trata de un refugio nocturno, mixto y transitorio que cada noche alberga a unas setenta personas sin vivienda. El período de permanencia varía según las circunstancias de cada albergado, pero en promedio es de algunos meses. El Albergue brinda los siguientes servicios:
· Un lugar digno donde higienizarse y pasar la noche.
· Merienda, cena y desayuno.
· Apoyo profesional de un equipo interdisciplinario.
· Reuniones de oración.
Nuestro Albergue coordina su labor con los demás refugios nocturnos de Montevideo, la mayoría de ellos pertenecientes a diversas instituciones cristianas. Una red informal de refugios nocturnos dio el impulso inicial a un proyecto de centro diurno, que se concretó luego a través de una nueva asociación civil llamada CEPRODIH.

6- ¿De dónde se consiguen los fondos para mantener el Albergue? ¿Cuentan con la ayuda del Gobierno?
Hasta el momento la Obra Social Pablo VI ha firmado convenios con el Ministerio de Salud Pública (MSP), el Banco de Previsión Social (BPS) y el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU).
El presupuesto mensual de gastos del Albergue comprende los siguientes rubros: sueldos, alquiler del local, servicios, alimentos, mantenimiento y otros. Dicho presupuesto es financiado de la siguiente manera:
· El MSP paga el alquiler del local del Albergue, directamente al propietario.
· El INAU realiza un aporte mensual como compensación por la atención de personas menores de edad.
· El BPS realiza un aporte trimestral como compensación por la atención de personas de la tercera edad.
· Se reciben donaciones periódicas de alimentos del Instituto Nacional De Alimentación (INDA), la Intendencia Municipal de Montevideo, etc.
· El resto del presupuesto del Albergue es financiado directamente por la Obra Social Pablo VI por medio de sus diversas fuentes de ingresos: aportes mensuales de socios y contribuyentes, donaciones esporádicas, etc.

7- ¿La Obra Social Pablo VI ha participado en el Plan Invierno?
El día 21 de junio de 2002, en el marco del Plan Invierno, la Obra Social Pablo VI se hizo cargo de la gestión de un nuevo refugio nocturno: el Centro de Derivación Nº 1, ubicado en Daniel Muñoz 2218 casi Juan Paullier. Ese refugio atendió a unas 40 personas (familias o madres con niños) durante los tres meses de invierno de 2002, contando con apoyo financiero del INAU (entonces llamado INAME).

8- ¿Qué planes hay para el futuro? ¿Ampliar el Albergue? ¿Remodelarlo? ¿Poder llegar a más gente?
La Obra Social Pablo VI procura alcanzar los siguientes objetivos concretos:
· A corto plazo, conservar y mejorar los servicios de promoción humana brindados por el Albergue.
· A mediano plazo, adquirir un terreno y construir un local propio para el Albergue y las otras actividades eventuales de la Obra Social; también ampliar la “Casita del Señor”.
A fin de hacer posible el logro de estos objetivos, nuestra Obra Social necesita consolidar su situación económica. Por tal motivo necesitamos ampliar la cantidad de contribuyentes adheridos a un sistema de débito automático que funciona a través de las tarjetas Oca y Visa.

9- ¿Hay alguna anécdota curiosa sobre la realidad diaria del Albergue?
En los primeros once años de historia del Albergue Pablo VI hemos recibido a muchos miles de personas sin techo, incluso extranjeros de países tan distantes como Sri Lanka. Es imposible sintetizar aquí tantas historias personales, marcadas por tan variados problemas. Baste decir que para todas ellas hemos procurado ser, a pesar de nuestras limitaciones, signos del amor de Dios Padre.

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